¿Por qué “mienten” los niños? y sus “mentiras”, ¿son realmente mentiras? .
Mentira: “Expresión o manifestación
contraria a lo que se sabe, se cree o se piensa” - (Diccionario de la
Real academia Española).
Mentir o falsear es inherente al ser humano, un modo de defensa a la revelación de cierta verdad
En algunas relaciones vinculares funciona manteniendo situaciones por
ejemplo por conveniencia, o también observamos familias donde las
mentiras y ocultamientos sostienen un aparente equilibrio por miedo a
no tolerar las consecuencias que podría aparejar el descubrimiento de
motivaciones encubiertas. Un recurso para afrontar carencias,
presiones, posibles sanciones, etc.
Acerca de los niños y las mentiras
A
diferencia de los adultos, la mentira tiene otra significación. Los
niños pequeños tienen la creencia de que sus padres lo saben todo y
hasta tendrían la capacidad de leer sus pensamientos, la aparición de
la primer mentira a los padres, la posibilidad de guardar algún
secreto, es de suma importancia para reconocer las limitaciones
paternas, impulsando al niño en su desarrollo psíquico al darse cuenta
que él es una persona diferenciada de sus padres, que puede resolver
situaciones y comenzar a desidealizarlos, a tener una visión mas
realista de los demás.
En los niños
menores de cuatro años, el mundo de los sueños, deseos y fantasías no
siempre se diferencia de la realidad objetiva. La confusión entre los
hechos observables y los deseos que se satisfacen en su mundo
imaginario, puede inducir al pequeño a decir mentiras para evitar tomar
contacto con la realidad, donde se empiezan a impartir ciertos límites.
Debemos tener en cuenta que la mentira en los niños tiene el valor del juego
Crear
situaciones, decir una cosa por otra y en ocasiones se enlaza con un
modo de elevar su autoestima, por ejemplo cuando mienten sobre alguna
condición social, estatus o regalos que le hicieron…
Estas
mentiras, suelen ser ocasionales en la mayoría de los niños y no se les
debe dar el valor dado a la mentira moralmente como algo a sancionar
con una penitencia o castigo, sino tratar de entrever la causa que lo
llevó al niño a ese accionar.
En los
niños mayores, la mentira puede ser utilizada como una forma de lograr
un espacio de independencia cuando los adultos están “muy encima de
ellos”.
En la adolescencia, la mentira
es utilizada para probar los límites y comprobar que “pueden salirse
con la suya” al engañar a sus padres.
Debemos
diferenciar las mentiras ocasionales de las mentiras reiteradas, ya que
en este caso, están expresando algo por su medio, adquiriendo un valor
particular que tendrá que ver con cierta verdad histórica e
interrelaciones vinculares de ese grupo familiar.
“Las ficciones mienten, pero a la vez expresan una curiosa verdad, que
solo puede expresarse disimulada y encubierta, disfrazada de lo que no
es”- (Vargas Llosa, el arte de mentir).
Desde
la actitud de los padres muchas veces se alienta sin darse cuenta a la
utilización de las mentiras, cuando a partir de ciertos interrogantes
que los pequeños plantean sobre temas que hacen al origen de la
humanidad, al nacimiento, a la muerte, las respuestas o explicaciones
que se les dan, no van de la mano de la verdad o de sus creencias,
alegando que los niños “no entienden o no se dan cuenta”.
Debemos tener en cuenta que las preguntas que los niños realizan, están
en estrecha relación a su propia historia, a su origen; son el
principio de sus cuestionamientos, generando una búsqueda permanente de
saber.
Será tarea de los adultos,
intentar transmitir su verdad personal sin obturar el ímpetu surgido en
el niño, su curiosidad por los grandes interrogantes que hacen a la
humanidad y que cada uno tratará de apropiarse alguna respuesta.